Habitante de una mar extraña, vagabundeo entre sus olas aplazando un encuentro. No, aplazándolo no, sino más bien marchando hacia él. Cada vez que miro al cielo siento miedo porque percibo a la muerte inminente atravesando mis propios océanos mentales. Muerte física, muerte psicológica, muerte afectiva. Al fin y al cabo eso supondrá el pronto encuentro con mi padre. Mientras tanto, me noto disléxica escribiendo este texto que se inscribe como mi primera revelación pública y púbica, el primer grito masivo en frente de un colectivo que aún no emerge.
Mi padre, mi papá, el que me hacía gallitos a partir de papeles pequeños, como yo entonces, y me compraba Cocorocos de limón cuando me mecía dormida mientras sufría ataques de asma, los cuáles después de 20 años se tradujeron en ataques de pánico. Mi padre, mi papá, el mismo de hace unos segundos pero ahora hacedor de mentiras y eternas lágrimas que vienen sucediéndose desde mi infancia arrebatada por su manos brutas e imparables.
Extraído de "Palacio de culpa"
Saturday, December 20, 2008
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
1 comment:
He aqui un padre polifacético.
No te preocupes, después de la muerte vienen siete recapitulaciones en las cuales cada cual de nosotros experimentamos de forma rápida pero con la misma intensidad lo que le hicimos padecer a otro/s. Bueno, esa es la teoria que yo creo, vos tenés derecho a creer en cualquiera, sólo que lo que viviste no te atrape. Después de la muerte hay otra dimensión, y no se puede acometer hechos de violencia. Al menos, así se dice.
Post a Comment