Shay, escuchar tu voz es siempre un misterio. Todavía sigue siendo el nido donde festejo en silencio mis alegorías de perfección. Eres la yaga donde subyacen poderosos momentos de luz y salvación a los que recurre mi melancolía, ese espacio tan prohibido que no fue, porque nunca fue ni será.
Y Shay, vienes a proponer un nuevo orden contra todo pronóstico cuando te posas en el instante de la alegría, me devuelves al cuestionamiento de a penas hace un año. Y yo acallo al deseo porque no son tiempos.
Siempre quiero más, Shay, y ese más eres tú. Repaso rostros antiguos y tu piel permanece, inamovible, siendo ese mapa infinito donde cada poro tuyo es un dato mío. Así Shay, transcurre mi existencia desde que habito este nuevo planeta blanco, mi vivir se resume en un ir y venir hacia tus cavernas.
Thursday, April 16, 2009
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