Sunday, April 19, 2009

Es posible, ser, mujer?




En "A Nation of Women, An Early Feminist Speaks Out: Mi opinion sobre las libertades, derechos y deberes de la mujer", Luisa Capetillo realiza un desmembramiento de la conciencia femenina, tomando en cuenta su parte intelectual y manual; las cuales, nos dice, deben conjugarse de manera equitativa dentro del matrimonio y de la vida diaria. En lo que respecta al ambiente conyugal, resulta sumamente intrincado balancear estas dos fracciones puesto que entran a tallar otro tipo de “preocupaciones” que marean la realización femenina como lo son la cocina, la administración y el orden de la casa, entre otras responsabilidades que se le han adjudicado socialmente al ente femenino.

Posteriormente, Capetillo nos recuerda que el compromiso del matrimonio es el amor y no la serie de ocupaciones y tareas que el ama de casa debe cumplir para beneplácito de su marido, de sus hijos e incluso de su pastor. La autora indica, así mismo, que el éxito de una unión no debe colocarse, exclusivamente, en manos de la mujer, ya que debe primar una idea de pareja en la que ambos componentes comparten los mismos derechos y deberes.

Por otro lado, la autora aborda el tema de la sexualidad, donde adelantándose sobremanera a su época, afirma que la mujer, al igual que el hombre, tiene derecho a sentir deseo sexual. Considera, de igual manera, que una de las peligrosas consecuencias producidas al no tomar en cuenta esta aseveración, radicaría en la desvalorización de la mujer frente al hombre, ya que a lo que éste respecta, todo está justificado y perdonado.

En el texto The Sexual Healing Journey, de Wendy Maltz, se resalta cómo desde niñas se nos educa de manera completamente errónea sobre nuestra sexualidad. El acto sexual, en principio, nos coloca como meras servidoras de los hombres y describe a este espacio como uno en el que es innecesario que la mujer sienta placer; nuestro rol se reduce, pues, básicamente al de satisfacer a nuestro compañero. Malz introduce el concepto de Sexual Abuse Mind-Set (Malz 82), que, me parece, aplica no solamente a sobrevivientes de abusos sexuales, sino a toda mujer que ha recibido una orientación distorsionada en lo que se refiere a su sexualidad.

Cabe resaltar que en correspondencia a esta noción, la autora nombra cinco ideas falsas que se nos inculcan en relación al sexo, éstas son (i) sex is uncontrollable, idea a través de la cual se entiende la energía sexual masculina como incontrolable, colocando al varón en una posición de víctima frente a su propia naturaleza; (ii) Sex is hurful, la cual se explica mediante la nula lubricación de la mujer frente a su displicencia sexual que tiene que acallar por cumplir el deseo de satisfacer al macho; (iii) Sex is a commodity, noción que resulta del supuesto deber que nos define como fuentes de placer, gracias a lo cual nuestro compañero no se enfada, no nos golpea o nos compra regalos costosos; (iv) sex is secretive, aptitud bajo la que una mujer debe guardar silencio frente a cualquier molestia o postura con la cual no esté de acuerdo, en lo que concierne a su rol en la cama; y, (v) Sex has no moral bounderies, convicción que sostiene que la mujer debe cumplir las fantasías de su marido, por más descabelladas e inmorales que parezcan, el sexo es un juego donde es el hombre quien siempre gana. La mujer, así mismo, debe ver pornografía junto al compañero, si este lo manda, aunque en las imágines se represente a la mujer cumpliendo roles degradantes.

Notamos, pues, que entre las dos autoras se puede generar un diálogo, sobre todo, en lo que concierne a la sexualidad femenina. A pesar de que las condiciones en las que se piensa a la mujer han cambiado mucho desde el tiempo en que Capetillo escribió su iluminador texto, se siguen dando casos y situaciones en los que el ente femenino sufre de desventajas y sobre todo de atropellos por llevar entre las piernas una vagina y no un pene. El mundo sigue siendo falocéntrico.

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