Sunday, April 19, 2009

Resar-ci-miento

Qué me costaba decirte la verdad, mirarte de frente a la cara y lanzarte de un solo grito todas las ausencias de estos meses, la ingratitud de mi carne, la que dejaste pudrir en las lavanderías de tu determinismo por la materia. Y señalarte con el dedo izquierdo para descomponer uno a uno los motivos que me llevaron a romper nuestros lazos etéreos, los que sólo hicieron eco en mensajes poco sublimes a las dos de la mañana, o allá en el Trento donde sin que nadie mirara u oyese me decías, entonces, que me querías.

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